El Hombre y el Perro, de Natalia Camodeca

El hombre y el perro vienen juntos por la calle, manos en los bolsillos y hocico en el aire. Se olvidaron del puesto de diarios, del olor a medialunas recién hechas y del sonido neumático del colectivo de las seis cerrando las puertas.

Una ráfaga sacude las revistas y diarios, suspende al hombre, desboca al perro. Los árboles despiertan, los pichones pían, quieren volar.

El perro corre, muerde el aire hasta saciarse y regresa junto al hombre que está perdido en la ráfaga con una expresión de hambre.

Un chumbido basta. Siguen calle abajo, manos en los bolsillos y hocico en el aire, solo que ahora el perro sabe que tiene que enseñarle al hombre a morder el viento.